El trágico incidente tuvo lugar el 29 de junio, cuando el chofer perdió el control de su vehículo tras la explosión de un neumático. Su acompañante, Edgar David Bartes, sufrió heridas fatales debido al vuelco del automóvil, que quedó completamente destrozado tras recorrer 400 metros desestabilizado.

Las pericias accidentológicas revelaron que, al momento del siniestro, el vehículo superaba el límite de velocidad permitido de 110 km/h, alcanzando al menos 203 km/h.

Durante la audiencia, el asistente letrado de la fiscalía de Delitos Contra las Personas, Pablo Jávega, argumentó que la imprudencia y el incumplimiento de las normas de tránsito constituyen razones suficientes para calificar el hecho como homicidio culposo. La abogada que representa a la familia de Bartes apoyó esta acusación y además solicitó que la imputación sea considerada doblemente agravada, dado que el conductor actuó con culpa temeraria.

Pese a la gravedad de los cargos y la pérdida de su acompañante, M.R. permanece en libertad, aunque le fue impuesta una orden de restricción que le prohíbe cualquier contacto con un grupo de motociclistas con quienes estuvo en contacto previo al accidente.

Este caso resuena en la comunidad, subrayando la necesidad urgente de tomar conciencia sobre los peligros de la conducción imprudente y el respeto a las normas de tránsito.