Además, recordemos, también los alumnos, y la comunidad educativa en general, vienen pidiendo diversas cosas como el aumento presupuestario en el refrigerio, la apertura de horas cátedras, la designación de auxiliares y personal. En tanto que, por lo menos, ruegan que no se caigan los techos, que desraticen las escuelas (ya hubo un niño mordido por un roedor), que culminen las instituciones en obra y, sobretodo, que garanticen la calefacción en pleno invierno.

Esto demuestra, una vez más, la desidia estatal en materia educativa y el mayor responsable de esta situación es, sin dudas, el gobernador reelecto. ¿Qué piensa hacer en estos nuevos cuatro años de mandato? ¿Pondrá a la Educación como una de sus prioridades o seguirá haciendo la vista gorda? Hasta el momento, no se sabe, pero no hay indicios de que haya un vuelco favorable para los estudiantes.