“Nos propusimos que no sea solamente diversión, sino que haya espacios de reflexión, charla, talleres y capacitaciones”, explicó Bonet. “Fuimos a por mucho y la devolución de la gente es muy gratificante”, manifestó.

El sábado fue el primer día y el más popular. Los puestos gastronómicos se quedaron sin comida y los emprendedores tuvieron que volver a reponer mercadería para el domingo. “Eruca Sativa explotó y Dante Spinetta lo mismo”, aseguró la organizadora.

La presencia de la gente fue clave, pero sobre todo la perspectiva con la que se acercaron al festival. Al ser un evento eco sustentable, la gente fue en bicicleta, monopatines y a pie. En cuanto a los residuos que generan estos eventos, Bonet afirmó que “parecía que no había pasado nada, durante, después, en la preproducción y proyección trabajamos de forma mancomunada y creemos que esa es la forma”.

La organizadora dio un balance más que positivo y declaró que la propuesta cumplió y superó los objetivos, “era una primera edición en la que teníamos que ver cómo nos iba y la respuesta está en el público que vino y nos acompañó”, detalló.

Bonet manifestó que sin dudas el festival no hubiese sido lo mismo sin la gente y eso es lo que motiva a planificar la segunda edición del evento. “Queremos llenar todo el parque central, es una locación fabulosa”, indicó.

La alimentación orgánica y los eco-puntos y las charlas y talleres, hicieron de un evento divertido la oportunidad de reversionar los festivales. “El año que viene la gente va a copar la otra parte del parque porque el festival va a ser mucho más grande”, proclamó la organizadora del festival eco sustentable.