Ceramistas: Falta de producción y dependencia estatal


Los trabajadores de Cerámica Neuquén retomaron los reclamos sobre la Ruta 7, esta vez con volanteadas frente a la fábrica, sin cortes como lo venían haciendo. La situación, sin embargo, no presenta cambios sustanciales con respecto a lo ocurrido durante las últimas semanas: una deuda millonaria con CALF mantiene sin servicio eléctrico a la planta, que permanece sin actividad desde enero.
El conflicto es una prolongación de una crisis estructural que arrastra más de dos décadas. Las tres fábricas ceramistas expropiadas, Fasinpat (ex Zanon), Cersinpat y Cerámica Neuquén, continúan dependiendo de aportes estatales para su subsistencia, sin haber logrado una estabilidad financiera sostenida ni mejoras significativas en sus niveles de producción.
Ahora, los trabajadores denuncian la “negativa de CALF a discutir un plan de pagos”, al tiempo que solicitan subsidios para afrontar la tarifa eléctrica. El planteo no es nuevo: en agosto de 2023, tras un corte de luz por una deuda similar, las fábricas recibieron aportes no reintegrables por parte del gobierno provincial. En esa ocasión, Cerámica Neuquén recibió 9 millones de pesos. La situación actual sugiere que aquellos fondos no alcanzaron para revertir el deterioro económico de la cooperativa.
A lo largo del tiempo, los subsidios se han reiterado. Solo entre diciembre de 2021 y marzo de 2024, las tres fábricas recibieron más de 65 millones de pesos en concepto de asistencia financiera directa. Además, la provincia ha realizado compras de materiales por cifras considerables, como la adquisición de pisos y revestimientos en agosto de 2024 por más de 132 millones de pesos, destinada a Cerámica Neuquén.
A pesar de estos aportes, la situación patrimonial de las cooperativas no mejora. Las fábricas siguen presentando dificultades para sostener su funcionamiento básico, como el pago de servicios esenciales o la renovación de maquinarias.
Los cortes de ruta realizados semanas atrás por parte de los ceramistas generaron fuertes críticas de diversos sectores de la sociedad. La paralización del tránsito en la Ruta 7 afectó a miles de personas que debían trasladarse por motivos laborales, educativos o de salud. Ante esa reacción, los trabajadores optaron ahora por una modalidad más moderada de protesta, aunque sin abandonar sus demandas principales.
El reclamo permanente, sumado a los problemas estructurales sin resolver, plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de un modelo que requiere de transferencias estatales continuas. El sistema de gestión obrera, impulsado como respuesta a la crisis del 2001, no ha logrado consolidarse como una alternativa económicamente viable en el largo plazo.
Uno de los puntos que más controversia genera es el vínculo entre algunos referentes del movimiento ceramista y el escenario político local. Dirigentes como Raúl Godoy y Andrés Blanco, ambos integrantes del Frente de Izquierda y ex trabajadores de las fábricas, han ocupado cargos legislativos en los últimos años.
Blanco, actualmente diputado provincial, también forma parte del gremio ceramista.
Si bien su participación política no es en sí irregular, ha generado cuestionamientos en torno a la utilización de recursos públicos destinados originalmente a la sostenibilidad de las cooperativas. A esto se suman denuncias e investigaciones judiciales aún inconclusas, vinculadas a posibles desvíos de fondos y manejos irregulares en organizaciones sociales.
En mayo de 2024, la fiscalía de Estado de la provincia denunció el presunto desvío de fondos que debían destinarse a capacitaciones laborales, en el marco de un programa impulsado por el gobierno anterior. La causa involucra a ex funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social y aún se encuentra en etapa preliminar, con algunas líneas de investigación que fueron archivadas por falta de avance en los plazos judiciales.
La situación de las cerámicas neuquinas plantea desafíos complejos que exceden el reclamo coyuntural. Se trata de un esquema que, desde hace más de 20 años, no ha logrado establecer mecanismos de sustentabilidad independientes del financiamiento estatal. La repetición de conflictos, sumada a la falta de resultados concretos en materia de productividad, ha debilitado el respaldo social que en sus inicios acompañó estas experiencias.
Hoy, la tensión permanece latente. Las fábricas siguen sin operar con normalidad, los subsidios se acumulan sin ofrecer respuestas estructurales y los cortes de ruta, aunque ahora momentáneamente suspendidos, continúan siendo una herramienta de presión. Mientras tanto, la mayoría de los neuquinos sigue atravesando las consecuencias de un conflicto que, más allá de su origen, no encuentra salida a la vista.