Se cumplen 26 años de la primera pueblada de Cutral Có, Plaza Huincul y el nacimiento de los piqueteros
Vivido el traumático proceso hiperinflacionario que puso fin prematuramente al Gobierno de Raúl Alfonsín, bajo el mandato de Carlos Menem se aplicó la más dura de las baterías de recetas neoliberales conocidas hasta entonces en la Argentina. Y en Neuquén el panorama pasó de algo nublado a muy sombrío.
El panorama nacional era la privatización constante de las empresas públicas dejando como saldo la desocupación que creció exponencialmente en todo el territorio. La resistencia social, política y sindical a las privatizaciones fue sistemáticamente derrotada.
26 años de la Primer Pueblada, la que impuso el piquete como forma de protesta.
— Gaby Godoy (@Gaby_godoy47) June 20, 2022
La privatización de YPF y Gas del Estado fueron el estallido social ante la falta de trabajo.
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En la primera mitad de los años 90 las reformas avanzaban a pasos agigantados, las huelgas de resistencia eran aplastadas y el creciente número de desocupados carecía de una estructura sindical. Por eso, en 1996 nacería en el país un movimiento social que nadie podía sujetar y eran los desocupados en rebeldía.
En la noche del 19 de junio de 1996 el gobernador Felipe Sapag anunció la ruptura del contrato con la empresa canadiense “Agrium” para construir una planta de fertilizantes. El acuerdo había sido firmado por el anterior mandatario: Jorge Sobisch. Se trataba de un contrato leonino: el Estado cedía los terrenos y la provisión de agua y energía eléctrica, renunciaba a las regalías gasíferas del yacimiento “El mangrullo” y, como si ello fuera poco, se comprometía a invertir 100 millones de dólares para la instalación.
Los pobladores de las localidades de Cutral Có y Plaza Huincul no conocían en detalle los términos del acuerdo; pero la construcción de la planta había sido vendida en la población como la creación de empleo temporario para unas 1.500 personas, más unos 200 puestos permanentes. La desaparición de estos largamente esperados puestos laborales encendió la mecha de la rebelión, en unas localidades en las que la desocupación se había convertido en una verdadera plaga.
La privatización de YPF, la antigua empresa petrolífera estatal, había dejado en la calle a unos 4.000 trabajadores en una zona donde prácticamente no había otra fuente de trabajo remunerado. A 2 años de la privatización las indemnizaciones se habían evaporado y en ambas ciudades había un tendal de desocupados, mientras la pobreza se extendía como una mancha de petróleo.
En la mañana del 20 de junio de 1996 Radio Victoria, una FM de la ciudad, difundió la noticia de la ruptura del acuerdo con la empresa canadiense, el malestar que generó la medida terminó desencadenando la pueblada. Poco a poco la población se va plegando a los llamados, y empieza a prender la idea de concentrar en la ruta, tentativamente frente a la Torre petrolera ubicada en el acceso este de Plaza Huincul, sobre la ruta nacional 22. Hacia las 4 de la tarde la gente comenzó a ganar masivamente la ruta.
Inicialmente la medida era parte de las internas del MPN entre los sectores blancos de Sobisch y Sapag, la pelea interna se les fue rápida y completamente de las manos. Hacia las 20 horas improvisadas reuniones sobre el terreno habían decidido que el corte de la ruta sería total.
En el corte de ruta se improvisaron barricadas con piedras y escombros, y se incendiaron neumáticos, cuyo fuego servía también para combatir las bajísimas temperaturas del helado invierno patagónico. Los lugares donde la ruta estaba cortada fueron bautizados con un nombre que haría historia: “piquete”. Quienes bloqueaban la ruta eran, pues, los “piqueteros”. Así, el reclamo dejó de ser de un grupo de desocupados y paso a ser de la comunidad, los comercios apoyaron cerrando sus locales o enviando víveres, y una gran cantidad de instituciones civiles se plegaron a la medida.
Poco a poco sobre las rutas se fue formando una interminable fila de camiones atascados. El jueves 20 de junio por la noche, ya nadie salía y nadie entraba de Cutral Có y Plaza Huincul. Rutas cortadas, aeropuerto paralizado, escuelas y comercios cerrados y todos los organismos públicos vacíos.
Pasaban los días y los manifestantes no daban muestra de debilidad. El gobernador Felipe Sapag manifiesta su disposición a dialogar, pero sólo con una delegación que viaje a Neuquén. El obispo Agustín Radrizzani celebra una misa en Cutral Có y respalda la pueblada. Mientras tanto, la jueza federal Margarita Gudiño de Argüelles toma cartas en el asunto, al tiempo que crecen los rumores de un eventual desalojo violento a cargo de fuerzas de gendarmería.
La jueza redactó la orden de desalojo y solicitó al ministro del interior, Carlos Corach, el envío de los gendarmes. El martes 25 de junio a las 8 llegan la jueza y los gendarmes al primer piquete. Son 400 hombres con 33 vehículos, un carro hidrante y seis perros. La noticia de la llegada de las tropas se expande por las ciudades a toda velocidad, y espontáneamente miles de personas comienzan a concentrarse en la Torre.
Los gendarmes pasan la primera barricada sin encontrar resistencia de manifestantes, pero el carro hidrante queda inutilizado, a causa de un alambre de púas que se le enroscó en el diferencial. Frente a ellos la multitud de personas se iba haciendo cada vez más compacta. Cuando las tropas finalmente se aproximan, comienza la refriega: un numeroso grupo de piqueteros enfrenta a piedrazos a los gendarmes que avanzan arrojando agua y gases.
Pero el persistente viento reinante dispersa los gases, inutilizándolos, y vuelve contra las tropas el agua arrojada por el hidrante. Ante el fracaso de la gendarmería desconcertada, la jueza se dispone a dialogar. En una combi se aproxima al núcleo de la concentración humana que rodea la Torre. La gente pide que la jueza salga de la camioneta para hablar.
Margarita Gudiño accede, y es subida hasta el techo de la camioneta por un joven cuyo rostro se haya cubierto por un pasamontaña. Margarita Gudiño se esfuerza por disimular el temblequeo de sus rodillas y de su voz. Finalmente, dirigiéndose a los manifestantes, se declara incompetente y se retiró del lugar.
Entre los 20 mil manifestantes se desata el festejo mientras los gendarmes se alejan definitivamente. Ante tal situación Sapag se debe retirar del Encuentro de Gobernadores Patagónicos reunido en La Pampa y regresar a la provincia para ir directamente él a negociar con los piqueteros.
El miércoles 26 de junio, una comisión de piqueteros formada por 17 representantes elegidos en asamblea, espontáneamente liderados por la hasta entonces ignota Laura Padilla, presentan a Sapag un petitorio. Así, luego de una semana de tensión se llegó a un arreglo por medio de la firma de un acuerdo manuscrito entre el gobernador y representantes de la pueblada.
Pasada las 4 de la tarde, una eufórica asamblea aprueba en la Torre el acuerdo y levanta las medidas de fuerza. En Cutral Có y Plaza Huincul todo el mundo festeja. Pero la alegría durará poco tiempo. Nunca llegaron las soluciones que reclamó la sociedad como son las fuentes de trabajo genuino y el rescate de los derechos federales de producir la riqueza en el lugar de origen. La historia se volvería a repetir un año después en la región con una segunda pueblada la cual se extendería a todo el país.