Alumnas, docentes y directivos vivieron momentos de emoción. El director Federico Nantes contó que “un grupo de alumnas de quinto año vio que la escuela necesitaba recursos” y, pensando en una solución, dijo: ‘¿y si creamos una panadería que produzca el pan que consumimos, así no hay que comprarlo afuera?’ Y fueron por más: ‘¿y si después podemos vender el pan a otras escuelas y a la comunidad?’, y así le dieron forma al proyecto”.

El director destacó que al igual que la panadería, “esta escuela nació a partir de una necesidad muy concreta del oeste profundo de la ciudad, donde se percibía que faltaban oportunidades educativas”. Y concluyó “necesidades tenemos, pero logros también”.

Los beneficiarios directos del proyecto que mutó en feliz realidad son 298 estudiantes y sus familias, además de los docentes de la escuela. La panadería escolar se comenzó a proyectar en 2016 con la posibilidad, también, de que brinde oportunidades de trabajo tanto a estudiantes como a egresados.

Participaron en los concursos impulsados por el Gobierno provincial y resultaron beneficiados en dos oportunidades, lo que les permitió avanzar con las reformas edilicias para acondicionar el espacio y para la compra de equipamiento. Durante la pandemia, Cáritas del Obispado de Neuquén gestionó el aporte de fondos que permitió equiparla y dotarla de gas y agua; mientras que Educación colaboró con el mobiliario para insumos y utensilios y Pluspetrol colaboró con los talleres.