Esta acción es clave dentro de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), ya que con las mismas se asegura una aplicación fitosanitaria eficiente y segura. Para ello, se revisan los componentes del equipo: protector del cardan, manómetro, mantenimiento de la maquinaria, estado de bombas, filtros y pastillas, entre otros.

Luego de la revisión, se calcula la tasa de aplicación (Litro/hectárea) que arroja el equipo y se la compara con la tasa que debe ser aplicada por hectárea según el monte frutal (TRV), y en base a esto se hacen las recomendaciones correspondientes.

El objetivo de estas jornadas de calibración es mejorar la eficacia y eficiencia en el control de plagas para una producción de calidad, evitar el mal uso de los equipos con la consecuente pérdida económica para el productor y contribuir con el cuidado del medio ambiente.

En este mismo sentido, la ley de Promoción de la Sanidad y Calidad Frutihortícola instaura un premio en dinero para quienes cumplan y avancen en la implementación de BPA. Para lo cual, todos los equipos que se utilicen para realizar aplicaciones de productos agroquímicos en la producción agrícola deben ser calibrados por personal técnico capacitado.