Proveedor y funcionario: el marido de la ministra de Educación, lucrando gracias al Estado
La provincia de Neuquén se encuentra muy lejos de donde sucede todo en el país, pero, así y todo, tiene sus propios condimentos y muy interesantes, tal como lo es el caso de la señora ministro de Educación, Cristina Storioni, y su esposo, Javier Marchinsky, un hombre con fuertes vínculos oscuros.
En la línea del marido de la funcionaria, en base a unos boletines oficiales, principalmente de cuando ejercía como Director de Arquitectura del Ministerio de Educación de Neuquén, allá por el año 2001-2008. El Tribunal de Cuentas le hizo varios sumarios administrativos por las licitaciones truchas, en donde supuestamente se quedaban con el dinero. Todo un entongue con la obra pública de por medio.
De esta forma, el mismo Tribunal lo condenó, mediante un Boletín Oficial del 14 de diciembre de 2001, donde señala "Disponer la sustanciación de un Juicio Administrativo de Responsabilidad, teniendo como responsable 'prima facie' al señor Javier Marchinsky - Director de Arquitectura Escolar- por el presunto perjuicio fiscal de $3.788.61, a quien en la etapa procesal pertinente se lo citará y emplazará para que efectúe su descargo y ofrezca la prueba que haga su defensa..."
Así como este caso, hay unos cuantos juicios más, en donde a Marchinsky se lo somete al banquillo de los acusados. Las fechas fueron el 8 de marzo de 2002, el 9 de septiembre de 2005, el 21 de octubre del mismo año, el 7 de noviembre de 2008 y el 19 de octubre de 2007, así como también el 10 de agosto del mismo año, y el 6 de mayo del 2005.
La frutilla del postre
Como si fuera poco, este señor posee una sociedad llamada Adcinco Consultora y servicios S.R.L., dedicada a la construcción, reforma y reparación de edificios. Cualquier parecido a la realidad, es mera coincidencia. Estaba de los dos lados del mostrador, por ser proveedor del Estado y funcionario a la vez.
Con esta firma, manifestó que ganó un millón seiscientos mil pesos y tiene tres empleados. Aparece como trabajador de esa misma sociedad que él tiene con otro societario.
Lo llamativo es que con este nombre tiene cuatro autos, entre los que figuran una Ford Ranger, una Fiat Toro, una Ford Eco Sport y una Volkswagen Saveiro, del 2018. En su totalidad, llega a una suma superior a los tres millones de pesos.
Como dice el dicho popular, “la mentira tiene patas cortas”, y la provincia de Neuquén tiene que descubrir quién es la ministra de Educación, y principalmente, su marido, quien tiene las dos caras de una moneda. Turbio por donde se lo mire, vivió y vive del Estado neuquino. Lamentable.