“En sus inicios, conjugar la gastronomía y los productos típicos para cortar la estacionalidad era una idea innovadora, un sueño que se transformó en objetivo y hoy podemos decir que ha sido ampliamente alcanzado”, dijo.

Además destacó que “el destino creció año tras año al igual que el festival, designado fiesta nacional en 2022. Los cocineros y las cocineras nos fueron mostrando el rumbo que debía tener la gastronomía asociada al turismo y los prestadores de servicio acompañaron, invirtieron, se sumaron para hacer de este evento una grata experiencia que se multiplica de boca en boca y atrae cada vez más visitantes”.

A continuación sostuvo: “Quiero destacar el rol que asumieron los organizadores del evento que nos distingue y nos impulsa a ir por más. Mi respeto y cariño a la madrina y al padrino del festival, Dolli Irigoyen y Christophe Krywonis, quienes marcaron el rumbo a seguir desde su amplia experiencia y calidez. Ellos son parte fundamental en esta historia”.

Piensa que “el rescate de recetas de familia, el diseño de cartas con productos de estación y el respeto por los saberes ha sido una constante en cada edición. Aquel sueño inicial adoptó nuevas formas, sumó espacios, innovó, valorizó las cocinas y la compleja simplicidad de poner algo al fuego. Nos acercó a la gastronomía de otras provincias, de la región patagónica y de países hermanos”.