
El delirio libertario empieza a mostrar sus grietas, y esta vez no hace falta que hable la oposición para notarlo: alcanza con escuchar a los propios. En Neuquén, los representantes de una fuerza que se autopercibe como "libertaria" decidieron prenderle fuego al manual mileísta y cuestionar al mismísimo Javier Milei por una de sus medidas más polémicas: el recorte en la cobertura de medicamentos para jubilados a través del PAMI.
Los libertarios se pelean entre ellos. Y no por un matiz técnico o un debate de ideas sofisticadas. No. Lo que está en juego es la salud y el bienestar de millones de jubilados y pensionados que, de un día para el otro, se quedaron sin cobertura plena para acceder a medicamentos esenciales. La Resolución 2431/2024 del INSSJP, que endurece los requisitos para acceder al 100 por ciento de cobertura en medicamentos, fue la gota que rebalsó el vaso para unos libertarios que ahora no saben qué decir. Esos mismos que, hasta hace no mucho, se sacaban selfies con la motosierra y repetían cada una de las frases del presidente.
Ahora presentan proyectos para que el Congreso le pida explicaciones al mismísimo gobierno nacional que ellos representan partidariamente. Se indignan, se golpean el pecho, hablan de la “ineludible obligación del Estado de garantizar la salud de los adultos mayores” y hasta suplican que no se condene a miles de jubilados “a una vida de dificultades y privaciones”. En palabras de los propios legisladores provinciales, “el Estado Nacional no puede seguir ajustando por donde más duele, porque con este tipo de decisiones se vulnera la dignidad de quienes trabajaron toda su vida”.
¿No era que había que destruir el Estado? ¿Dónde quedó el “no hay plata”? ¿Dónde está el “afuera el Estado”? ¿Y el “que cada uno se pague lo suyo”? En Neuquén el verso libertario suena distinto. Más bien suena a oportunismo puro y duro. Porque claro, cuando el ajuste lo sufre otro, es "necesario", pero cuando pega en el patio de casa, hay que salir a despegarse para no pagar el costo político.
Este episodio desnuda una incoherencia profunda que recorre al movimiento libertario de punta a punta. Mientras en Buenos Aires se jactan de dinamitar el Estado y achicar gastos "innecesarios", en las provincias los supuestos libertarios no quieren ni oír hablar de recortes que afecten a su electorado. Ahora se los puede ver, ambulancia por medio, levantando a todos los muertos de la política neuquina que quedaron boyando por ahí, principalmente a los del PRO.
El caso neuquino no es el primero, pero sí el más explícito. Es la confirmación de que el verso libertario no resiste la más mínima coherencia interna. Por un lado, se promueve un Estado mínimo y se exige la eliminación de todo subsidio, pero por el otro, se presentan proyectos para proteger la salud pública y garantizar derechos sociales básicos. Una especie de "anarcocapitalismo con corazón", solo que ese corazón late más fuerte cuando hay elecciones cerca. De cara a la debacle social impulsada por el presidente, y con intenciones de competir en la provincia, los libertarios neuquinos, hacen equilibrio entre la incoherencia y la ridiculez.
Lo más grave es que esta interna libertaria no es solo una disputa retórica. Tiene consecuencias concretas. Mientras los dirigentes se pelean por las redes y se sacan comunicados contradictorios, los jubilados —esos mismos a los que dicen defender ahora con lágrimas de cocodrilo para luego reprimir— tienen que elegir entre pagar medicamentos o comer. Porque sí, detrás de cada medida que ajusta, hay una persona que sufre. Pero claro, eso no aparece en los gráficos ni en los slogans de campaña.
El gobierno provincial ha logrado sortear las políticas nacionales gracias a una eficiente gestión de los recursos de la provincia que promueve la austeridad para los funcionarios y una fuerte inversión en la obra pública abandonada por la nación. También a través de gestiones diligentes como en el caso de las vacunas adeudadas por el gobierno de Milei.
La crítica de los libertarios neuquinos al gobierno nacional es la muestra más clara del oportunismo político, más que de los ideales que expresan. Es la prueba de que ni siquiera dentro del espacio se bancan las consecuencias del modelo que promueven. Una bolsa de gatos.
Lo que sucede en Neuquén es un espejo de lo que se viene para el país si la improvisación y la hipocresía siguen marcando su forma de hacer política. En definitiva, la libertad avanza… pero a los codazos. Y cada vez está más claro que avanza sin rumbo, sin coherencia y sin capacidad de gobierno.