“Comenzó en 2016, con un plazo de 18 meses y tendría que haber terminado el 12 de octubre de 2017. Tiene casi dos años de atraso. Son obras que tienen trazabilidad, que están denunciadas en Fiscalía, por la falta de control e inspección de la obra pública. Esto ya tiene un olor feo porque no hay inspección en la obra pública”, disparó Carlos Parson, vecino de Senillosa.

Y luego reiteró: “Lo que le falta a la obra es el control. No se controlaron los niveles ni las bocas de inspección en las esquinas. No se construyó como era debido”. Y agregó: “Falta de nivel de la cañería enterrada, nunca va por decantación a los pozos de sumidero. Al no hacer control, no se puede entregar. La contratista empieza a pedir mayores costos. Lo denuncié en la Oficina Anticorrupción que encabeza Laura Alonso”.

Pero desde la Upefe, a cargo de Jorge Ferreira, salieron al cruce en seguida: “Es una obra pagada por Nación, supervisada por ENOHSA (Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento) que también superó las auditorias del BID, además de ser inspeccionada por nosotros”, dijo su titular.

Por último, Ferreira apuntó contra el sector sindical: “La planta de tratamiento tiene el 100 por ciento, no se pone en funcionamiento por problemas con el gremio ATE, no se puede incorporar la gente a trabajar”, concluyó.