La historia viviente
Hijo de un tripulante del Crucero Belgrano

Mario Flores Monje mantiene viva la memoria de los soldados de Malvinas

Mario Monges Flores. Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Apasionado luchador por Malvinas.
Mario Monges Flores es un acérrimo Militante por la causa Malvinas.
Pintura del Crucero General Belgrano.

Mario Flores Monje es un apasionado luchador por la causa Malvinas. Es integrante de la comisión de Familiares de caídos en Malvinas de Neuquén. Es hijo es de Mario Enrique Flores quién a los 33 años perdió la vida en el hundimiento del Crucero General Belgrano, al ser interceptado fuera de la zona de exclusión por los torpedos del submarino británico Conqueror que provocaron su hundimiento en Mayo de 1982. Mario tenía 11 meses de vida cuando el crucero donde se encontraba su padre se hundía en las frías aguas del Atlántico Sur.

Nos narra que la historia de las Malvinas está atravesada por una guerra, pero no se resume en ella. Pensar a las Malvinas únicamente como una "contienda bélica de generales borrachos" invisibiliza lo hecho por Gran Bretaña, y nos impide dimensionar entre otras cosas todos los esfuerzos diplomáticos gestionados por los gobiernos nacionales de distinto signo político, "más cercanos o lejanos al populismo y a los vendepatria", desde fines del siglo XIX hasta la actualidad.

¿Y por qué no aceptar la pérdida territorial tal como se aceptaron otras a lo largo de nuestra historia luego de procesos en los que también "se sumaron héroes al altar de la Patria"? ¿Por qué definitivamente no aceptar este despojo austral "para avanzar en la historia"? ¿Acaso usted cree que es el "tema Malvinas" el que traba el desarrollo nacional?

Coincidimos en que, seguramente, quienes allí residen se sientan británicos, sean sus descendientes o pretendan serlo; pero esto nada tiene que ver con aceptar desde la Argentina continental que el suelo que ellos pisan también lo sea. Entre muchas cosas, porque el futuro de Malvinas todavía depende de lo que dos países definan en el marco del Derecho internacional y las reglas impuestas desde allí son claras -en un esfuerzo de síntesis enorme-: el principio de autodeterminación de los pueblos (sostenido por los isleños) no puede ir en contra del principio de integralidad territorial. Sobre este último punto no olvidemos que cuando la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar estableció el límite exterior de la plataforma continental argentina sin expedirse sobre las Islas Malvinas, Islas Georgias del Sur e Islas Sandwich del Sur reconoció tácitamente la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido.

Entonces, no estamos frente a un dilema interno de política nacional atado al gobierno más o menos populista de turno, aunque muchas veces se apele a ellas desde la propaganda nacional. Malvinas es eso y mucho más que todo eso, incluso mucho más que la guerra misma. ¿Y por qué tanta obstinación a pesar del paso del tiempo? ¿Qué tienen de importante estas Islas para el futuro? Estas preguntas son más difíciles de responder después de 1982 porque cada país enterró a sus propios caídos en la turba. Hoy sólo me arriesgo a responder con una palabra: Antártida.

Y para no vivir nuevamente jornadas de agitación nacionalista como las que una vez señalo Beatriz Sarlo con preocupación dijo en otras publicaciones al referirse a abril del '82 lo importante es la educación. Por eso, convencido de que las Malvinas son argentinas, celebro su invitación a pensar si las Islas "son argentinas, no son argentinas, ni qué son las Malvinas". No hay que temer a esas inquietudes: porque "a esta altura del partido" de poco sirve repetir de memoria que las Islas son argentinas sin conocer el porqué, ni qué está en juego, sobre todo en el marco de los 40 años de la gesta a conmemorarse en 2022.

"No estamos frente a un dilema interno de política nacional atado al gobierno más o menos populista de turno, aunque muchas veces se apele a ellas desde la propaganda nacional. Malvinas es eso y mucho más que todo eso, incluso mucho más que la guerra misma", sostuvo.

Y es allí donde la frase "la base militar más grande que los ingleses tienen en el sur no es la que está en las Islas, sino la que está plantada en nuestra propia ignorancia sobre el tema" cobra permanente actualidad, a pesar de los grandes problemas políticos, sociales y económicos que nos aquejan.

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