La Justicia neuquina decidió no condenar al padre del niño que murió por asfixia encerrado en un auto
La muerte de un niño de tres años, ocurrida tras permanecer seis horas encerrado en un automóvil, ha llevado a la Justicia de Neuquén a tomar una decisión controvertida. Este trágico suceso, que tuvo lugar el pasado 11 de marzo, dejó a una familia rota y ha suscitado un debate sobre la responsabilidad penal en casos de negligencia.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) de Neuquén, encabezado por el fiscal Andrés Azar, comunicó este miércoles, 23 de octubre, su resolución en relación con la causa del fallecimiento del pequeño, quien dejó de existir el 20 de marzo, días después de haber sido encontrado en el asiento trasero del auto por su madre. Según las investigaciones, el padre había olvidado bajar al niño del vehículo antes de dirigirse a su trabajo. Fue la madre quien, tras finalizar su jornada laboral, halló al niño inconsciente dentro del automóvil.
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Porque se olvidaron en el auto a su hijo de 3 años durante 6 horas, y el menor sufrió daño cerebral producto del encierro y el calor al que estuvo expuesto.
Los padres fueron al trabajo y se olvidaron de llevar a la guardería al niño, que quedó en el asiento trasero. pic.twitter.com/JXMBWOR7wP
El fiscal tomó la decisión de aplicar la llamada "pena natural", basándose en el artículo 106 inciso 3 del Código Procesal Penal de Neuquén. Este criterio permite a los jueces abstenerse de imponer una condena penal cuando la persona imputada ha sufrido un daño físico o moral considerable a raíz de los hechos. En este caso, Azar argumentó que el dolor experimentado por el padre constituye una sanción más allá de cualquier pena formal que pudiera aplicarse.
Azar subrayó que, aunque el padre es responsable de la muerte del niño, esta no fue intencionada, sino resultado de una negligencia. "No podemos pasar por alto que estamos ante un suceso en el cual el acusado es el responsable de la muerte de su hijo", señaló el fiscal, añadiendo que el impacto emocional de esta tragedia supera con creces la aplicación de una sanción punitiva. "Si ignoramos el sufrimiento del autor, la respuesta jurídica sería desproporcionada", concluyó.
La decisión de no imponer una condena penal ha generado diferentes reacciones en la comunidad y ha reavivado el debate sobre la justicia en casos de negligencia parental. Muchos creen que se debería establecer un precedente claro para situaciones similares, mientras que otros defienden la resolución como un acto de compasión hacia un padre ya severamente castigado por su propia falta.
Con el cierre de este caso, se abre la puerta a reflexionar sobre la complejidad de la justicia en situaciones donde la negligencia y el dolor conviven en un mismo escenario. La trágica pérdida de un niño y el sufrimiento del padre dejan una marca imborrable en la sociedad, recordándonos la fragilidad de la vida y las consecuencias de nuestras acciones.