Política
A dos años de la histórica derrota electoral

El naufragio del MPN: sin timón, sin tripulación y a la deriva

Parece una casa velatoria, pero es la sede del MPN que hace dos años que no se abre.


A dos años de la histórica derrota electoral que marcó el fin de una hegemonía de más de seis décadas, el partido más poderoso que haya tenido la provincia es apenas una sombra de lo que fue. Sin liderazgo, sin militancia, sin estructura ni voz, el Movimiento Popular Neuquino (MPN) atraviesa su peor momento. Y lo que es aún más grave: ni siquiera parece tener la intención de resucitar.

El derrumbe no fue repentino, aunque sí devastador. El 16 de abril de 2023, Rolando Figueroa, un exdirigente del propio MPN al que no dejaron competir internamente, dio el golpe de gracia al viejo aparato, imponiéndose con su nuevo sello político y barriendo con la historia. Ese día quedó escrito con tinta negra en el calendario del partido, convertido en símbolo del ocaso. Desde entonces, el MPN no ha vuelto a ser protagonista de nada. Ni una marcha, ni una propuesta, ni un solo atisbo de reconstrucción.

La sede partidaria está cerrada, literalmente. El “búnker” de otras épocas parece más un mausoleo que una casa política. El presidente formal del partido, el exgobernador Omar Gutiérrez, desapareció del escenario neuquino y recaló cómodamente en una silla de YPF, con salario millonario incluido. Su último aporte al MPN fue dejarlo acéfalo, sin estrategia, sin plan, sin futuro. Jorge Sapag, histórico armador y figura clave, eligió el silencio de San Martín de los Andes antes que poner el cuerpo en la peor crisis institucional del partido.

Mientras tanto, el resto de la dirigencia mira para otro lado. La mayoría de los que llegaron a cargos gracias al MPN hoy responden a Figueroa, que es quien parece tener la llave del futuro del espacio. Diputados, intendentes, referentes territoriales e incluso sindicalistas se alinean con el gobernador, que impone agenda, modelo y liderazgo.

Y es que Rolando Figueroa entendió algo que al MPN se le escapó hace años: la gente cambió. El sistema de punteros, prebendas y militantes rentados que tan bien funcionó en tiempos de vacas gordas hoy está agotado. Figueroa barrió con esa red clientelar, modernizó el Estado y puso fin al esquema de poder territorial que sostenía al partido como una maquinaria electoral invencible. El resultado fue tan demoledor como irreversible.

El MPN ya ni siquiera discute su identidad. ¿Cuál es el verdadero MPN hoy? ¿El bloque de diputados? ¿Los caciques del interior que se aferran al pasado? Nadie lo sabe. Y ese vacío conceptual es apenas la expresión de un vacío político mucho más profundo.

La conducción partidaria brilla por su ausencia. Las bases están desorientadas, sin rumbo, sin conducción, sin siquiera una asamblea donde debatir el futuro. Y cuando finalmente se convoquen elecciones internas, ya se da por hecho que ganará quien reciba la bendición de Figueroa. Ironías del destino: el hombre que el MPN expulsó terminó siendo el único capaz de reordenar el caos que dejaron los que se creían dueños del partido.

Pero si el MPN está en terapia intensiva, el peronismo neuquino está directamente en coma inducido. Relegado, desarmado y sin renovación, el PJ local sigue disputándose el poder entre los mismos apellidos de siempre. Oscar Parrilli intenta reciclar su apellido a través de su hija, mientras Darío Martínez reaparece pintando paredes como si eso bastara para revivir un proyecto. No hay ideas, no hay caras nuevas, no hay futuro.

En este escenario, la Neuquinidad que impulsa Figueroa se consolida como el único espacio con volumen real y proyección. Se mencionan nombres como Julieta Corroza, Leticia Esteves y Juan Luis “Pepé” Ousset como posibles candidatos, todos cercanos al gobernador, todos con gestión activa y presencia pública. Mientras tanto, el MPN sigue con la persiana baja y el teléfono desconectado. La política neuquina cambió, aunque algunos todavía no lo hayan entendido.

El viejo poder se desmorona, el nuevo se reorganiza y la gente ya no espera milagros: quiere respuestas. El MPN, hoy, no tiene ni lo uno ni lo otro. Su fecha de nacimiento fue el 4 de junio de 1961. Su fecha de defunción aún no está escrita. Pero si no despierta pronto, el epitafio ya está listo.

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