Dos diputados neuquinos, generalmente desencontrados, tuvieron su punto nieve en una jornada única donde el eclipse solar anular fue noticia. Pero también la política deja fotografías que merecen análisis.

Lorena Parrilli y Darío Martínez, ambos legisladores de Unión por la Patria, aprovecharon la sesión de este miércoles para reclamar más acción al gobierno de Rolando Figueroa, que transita su décimo mes. Puntualmente le reclamaron por la realización de más obras.

Dicen que el gran padrino del kirchnerismo neuquino, Oscar Parrilli, le habría dado una chance más a Darío Martínez pensando en una posible candidatura. Se comenta por lo bajo que la idea en los próximos meses será usar la mayor pirotecnia verbal posible para tratar de mostrarse un poco más agresivo y diferenciarse de otros representantes, que dentro del peronismo acompañan y forman parte del gobierno de Figueroa, y más se ocupan de áreas clave.

Lorena Barabini, Ana Servidio y Marcelo Zúñiga son algunas de las experiencias que duelen, y mucho, para un peronismo desperdigado. Un sector que recibió además un duro tirón de orejas de otro ocasional compañero de barco, como Ramón Rioseco, que ya advirtió en declaraciones periodísticas que bajo algunas banderas no lo verán navegar más.

Un párrafo aparte merece la diputada neuquina y titular ad-honorem de la Unidad Provincial de Enlace y Ejecución de Proyectos con Financiamiento Externo (UPEFE), Taya Bertoldi, quien adquirió un gran protagonismo en la gestión Figueroa. Apareció en muchas fotos cercana al funcionario y habría despertado los celos de la diputada Lorena Parrilli, quien también necesita definir sus aspiraciones, por lo que se empujó a muchos militantes a elegir entre ser parte de la gestión o ponerse en la vereda de la queja.

“Los votos que perdemos se los lleva Rolo”, se escuchó en el bloque a modo de reproche. Bajo la bandera de la Neuquinidad, Figueroa mantiene una relación de equilibrio con el gobierno nacional de Javier Milei, pero también contiene expresiones del peronismo que desde lo social sabe que puede dar más.

Pasará por la vereda la intrascendente gestión del ex secretario de Energía de Alberto Fernández, Darío Martínez, de quien no se conoce con precisión su aporte a la provincia, y mucho menos al mismo Fernández, además de llevarlo a pasear por Añelo los días de viento.

Autoproclamado amigo de Alberto, férreo defensor de su gestión, hoy Martínez trata de disimular lo que no se puede: que fue protagonista de una de las peores gestiones de gobierno en la Argentina de los últimos tiempos. La gente no olvida algunas deudas.

A no confundirse, no existen las críticas espontáneas. Que el eclipse no nos tape el sol.