4 de junio de 2011, el día que el norte de la Patagonia quedó cubierto de cenizas volcánicas
Un 4 de junio de 2011 el día se hizo noche. Pequeños fragmentos de piedra volcánica empezaron a caer desde una nube oscura que se había acercado lentamente desde el oeste, generando gran incertidumbre en los vecinos, que no habían sido informados sobre la inminente erupción del cordón Caulle Puyehue.
A 12 años de la erupción del volcán Puyehue el recuerdo aun esta vivido en los pobladores de la región. La noticia empezó a circular, era lo único de lo que se hablaba en los medios como en las redes sociales. Todos tenían una versión distinta de lo que había que hacer, qué pasaría con los servicios, cuánto duraría, etc. Además, se desató una tormenta eléctrica, lo que hizo más dramática la situación en varias ciudades cordilleranas.
Cerca de la medianoche, cesó la caída de arena y las ciudades de Bariloche, San Martin de los Andes, Junín de los Andes y Villa La Angostura quedaron en silencio bajo unos 15 centímetros de ceniza volcánica. La mañana del día siguiente pareció un domingo nevado, pero en vez de blanco, todo estaba teñido de un gris opaco.
Lo demás es historia conocida, muchos negocios cerraron, el gobierno nacional debió asistir de diferentes formas a las municipalidades y lo más emocionante: las campañas solidarias, donde los vecinos se autoconvocaron para limpiar las veredas y calles de las ciudades.
A partir de aquella tarde siguió una profunda crisis en una región que vive estrictamente del turismo, y que tuvo los aeropuertos internacionales cerrado durante siete meses. Los pobladores de la Línea Sur, también alcanzados por la densa pluma, perdieron miles de cabezas de ganado y sufrieron durante largos años las consecuencias de la sequía.
Toneladas y toneladas de arena y ceniza volcánica se acumularon en las calles y una densa nube gris se mantuvo en suspensión tapando el colorido paisaje que caracteriza a la región en otoño.
Recuperar el destino turístico fue una tarea aún más dura. Los efectos de la caída de cenizas arruinaron varias temporadas de invierno posteriores hasta que, paso a paso, la zona recuperó sus atractivos y logró temporadas récord dejando atrás ese mal trago.
En Villa La Angostura toda esa angustia queda reflejada en un monumento transformado en un increíble circuito de cenizas volcánicas que se convirtió en el mejor escenario del Mundial de Motocross que ha permitido recuperar al destino turístico.